viernes, 20 de mayo de 2016

Las pruebas de una abortadora de repetición


Antes de nada, quiero dejar claro que yo no cumplo con el perfil de “abortadora de repetición”, y así me lo han hecho saber los ginecologos cada vez que he ido a consulta, con cara rara y extrañada como diciendo “pero tú que haces aquí?”.

Se considera abortadora de repetición a quien ha tenido 3 abortos seguidos, o 5 alternos..y yo no cumplo ninguno de esos dos requisitos (2 abortos alternos, en mi caso).

El caso es que al alta de mi segundo legrado en el hospital, la ginecologa me recomendó que me hiciera las pruebas por abortos recurrentes, y así lo he hecho, no sin tener que dar explicaciones al respecto, y tener que salvar algún que otro obstáculo.

Llegué primero a la consulta privada, tras la desesperación que supone esperar a la pública, y el gine me dijo que no me correspondían dichos analisis: coagulación, trombofilia y cariotipos. Pero que si me iba a quedar más tranquila, y si la gine del hospital me las había recomendado, que me las pedía. Y así fue. Una analitica en ayunas y a esperar los resultados.


Para mi sorpresa, y la del gine que me insistió en que no iba a parecer “nada”, en la primera analitica de coagulación sí salió algo, un positivo débil en el anticagulante lúpico, lo cual podía ser causante o no de mis abortos, aunque él me aseguraba que con dos hijos sanos, era casi imposible. Solo teniamos que repetir la analitica 6 semanas más tarde, para ver si el positivo persistía. Entonces me llamaron del público, tras casi dos largos meses después del legardo, y este gine me pidió una explicación de quien me había mandado alli, si yo no tenia “nada”.

 
Me hice la analitica y el miercoles pasado fui a por lo resultados, todo había salido bien (la repetición de la analitica en el privado también lo decia), y no me recomendaba nada, ni Adiro ni nada en especial, sólo me dio un consejo:
 “si quieres quedarte embarazada, quédate ya, la edad juega en tu contra”.
 
Además me dijo que si me quedaba, les llamase para decirle que era “abortadora” y me había quedado emnbarazada, y así me harían una primera ecografía en Alto Riesgo, para comprobar que todo marchaba bien. Eso, me dejó más tranquila, aunque salí de alli con una sensación muy extraña, supongo que porque me despacharon enseguida, la consulta no duró ni 3 minutos.


Mientras salia del hospital y cogia el movil para llamar a mi marido, un nudo empezó a subirme desde el pecho hasta la garganta, no sé si fue porque se me quedó grabada en la cabeza la palabra “abortadora”, o si fue porque me había llamado “vieja” para tener hijos, pero cuando mi marido deslcolgó apenas podia articular palabra.

 
-Pero, qué te pasa?-me dijo. Si deberías estar contenta, no te han sacado nada.

-Lo sé pero…tengo unas ganas inmensas de llorar.
Y todo el trayecto de vuelta al trabajo me lo pasé llorando, sin saber muy bien porque, pero eran lágrimas sanadoras, retenidas durante tres meses, lágrimas que casi abrasaban, pero lágrimas necesarias.



El punto cómico lo puso la petición de las pruebas de cariotipos para mi marido. Fuimos a la consulta de su médico de cabecera, con los dos niños. Conforme nos sentamos y mi marido dijo “cariotipos” el médico puso cara de “yo sé que tú hablas, pero no te entiendo nada” y me di cuenta que perdiamos el tiempo. Descolgó el telefono y habló con uno, con otro, preguntando por dicha prueba. A todo esto mis churumbeles no paraban quietos, corrian consulta para fuera, volvian a entrar, Lia se enganchaba de mi teta, se soltaba y vuelta a empezar.


El asombro del médico fue tal, que entre llamada se apartó el teléfono de la oreja para soltar:

-¿pero estos niños son vuestros?”

-si (respondimos al unísono, aunque me quedé con las ganas de contestar: no, los acabamos de recoger de un portal.)

-si quereis otro, yo os doy uno mio” soltó para terminar..y aunque podría habernos parecido grosero, nos hizo tanta gracia, que nos echamos a reir, los tres, sin parar.

Todo esto para decirnos que las pruebas no las podia pedir él, tenia que ser un urólogo o un médico internista, por lo que preferimos renunciar y pensar que con dos niños sanos, no podian haber problemas cromosómicos.

 Por mi cabeza pasan miedos de todo tipo, dudas, preocupaciones. Intento cuadrar las fechas para poder pasar un verano con los niños, para que todo sea “perfecto”, pero vuelvo enseguida a la realidad y me digo “para que hacer planes si en cualquier momento se pueden ir todos a la mierda?”
 
Este duelo esta siendo oscuro, pensé que con la primera regla a los 28 días post legrado, la recuperación iba a ser rápida, pero mentalmente ha sido lo contrario. Me he encerrado en casa, no hablo con nadie de este tema, solo veo pasar los dias, uno tras otro, y siento que puede conmigo esta espera. Ya tengo la luz verde de los ginecólogos, sin embargo algo me frena, algo me puede, y por momentos no me veo capaz de volver a estar embarazada, de volver a empezar y correr el riesgo de que se repita el aborto. No me veo capaz. Me he quedado bloqueada, estancada, paralizada.


A esto hay que sumarle el destino de mi marido, que sigue siendo Barcelona, y todo lo que ello supone: maletas, cambio de casa, despedidas, cabreos y lloros de mis hijos…y mucho más.

Tengo la sensación de que se ha abierto ante mi un bosque demasiado frondoso, lleno de sombras, que por momentos me veo incapaz de atravesar.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Y la historia se repite

Hoy me siento un poco más triste. Recuerdo lo ignorante que era al esperar con ilusión, el Concurso General de Méritos de la Policía, el primer año. Qué tonta me siento al recordarme, pero claro, la esperanza es lo último que se pierde, y para una recién casada madre primeriza, mucho más.

Hoy ha salido de nuevo el concurso, y ni siquiera me ha sorprendido, aunque si me ha decepcionado, mucho.

Toca volver a empezar, buscar de nuevo compañero de piso, despedirte de los agraciados que vuelven a casa, después del exilio. Tú tendrás que esperar, un año más, ( y ya van 5).

Hoy recojo del suelo los planes, las ilusiones, los sueños, y me los cargo en esta mochila, que cada día pesa más.

Hoy me siento un poco más triste, pero me aferro, como a un salvavidas, a aquella frase que dice:

" lo imposible sólo tarda un poco más "

Otro año en Barcelona, viviendo separados. Sobreviviendo.