lunes, 29 de febrero de 2016

Mi segundo legrado {parte I}

Estaba allí sentada, en ese potro que tan malos recuerdos me traía, y en el momento en que la ginecóloga introdujo el aparato lo supe. No decía nada, miraba y miraba. Yo la miraba a ella, pero ya conocía ese silencio, ese buscar con la mirada algo que no encontraría jamás: el latido.

Mi embarazo se paraba, una vez más. El dolor era el mismo, ese pinchazo que subía desde el estómago, esas lágrimas desbordándose por mis ojos, esas manos tapando mi rostro. Todo lo conocía ya.

Le propuse hacer en casa la conducta expectante, esperar a que fuera mi cuerpo el que expulsara al embrión, pero me terminó convenciendo para que no lo hiciera,me dijo que si me metía en fin de semana no habían gines en planta, que si ya hacía días que el embarazo se había parado, que para qué esperar más... Firmé el consentimiento para las pastillas y para el legrado, le comenté que quería evitarlo a toda costa, pero algo en mí me decía que terminaría volviendo a pasar por quirófano.

He de decir que el trato fue muy bueno, tenía un trauma con el primer legrado, la enfermera hablándome con malas maneras, que pusiera el culo así o asá O_O. El gine que me hizo el primer legrado ni me miró a la cara, ni me habló para nada...éste sin embargo se sentó a mi lado para preguntar sobre mi salud y antecedentes, y me hizo sentir humana y no un parte de trabajo más.

Ingresé al día siguiente, 17 de febrero, y otra gine me introdujo las pastillas, apenas me noté nada...pasadas 4 horas la siguiente dosis ya era oral...nada. Manchados más que sangrados, yo ya notaba que ésta vez la cosa iba mucho más despacio.

Pedí una pastilla para dormir, me dieron un Diazepan, ilusa de mí pensaba que pasaría la noche entre algodones, soñando con ovejas saltando por los montes...pero nada más lejos de la realidad.  Para mi sorpresa, me costó dormirme horrores, y cuando caí en un sueño medio decente, ahí estaba la alarma del móvil alertándome de la siguiente dosis de pastillas. 


Para colmo a las 4 de la madrugada ya debía estar en ayunas, por lo que las dos pastillas tenían que deshacerse en mi boca, debajo de mi legua, sin agua para aligerar...un ascazo total.

Sólo había tirado "algo" en la dosis de las 12 de la noche, y me dijeron que no eran restos, por lo que el legrado se me acercaba más y más.

La revisión del día 18 fue más pronto de lo que esperaba, sobre las 9 ya estaba en la sala de espera, con otra chica más, era su tercer aborto, no tenía hijos, había tirado bastante con las pastillas pero pensaba que quedarían restos todavía.

 Ella entró antes que yo, y cuando pasé a hacerme la eco me atendió el gine que atiende en las 20 semanas, me quedé mirando sutilmente a la enfermera, será ella? La misma que la otra vez? Por suerte para mi salud mental no lo era. Esta vez una amabilisima enfermera me trató con toda la dulzura del mundo. Me sentí aliviada.

En la eco se veía todo igual, la bolsita, el embrión, nada se había expulsado, ni siquiera desprendido. Esa fue la última vez que lo vi, ya sabía que el legrado era inminente, y mi mente se despidió de él mirando la pantalla.

Entonces volví a la sala de espera, y me asusté al ver salir a la otra chica en silla de ruedas

-qué te ha pasado? Le pregunté.

-Nada, he pedido otra dosis de pastillas, y me las han vuelto a poner por vía vaginal.

De ahí que estuviera sentada, para que no se salieran al caminar. De qué me sonaba esta chica?

El gine vino a hablar conmigo. Bajito, joven, con gafas de pasta. Primero pensaba que era el enfermero, pero más tarde descubrí que no.
Me hizo alguna pregunta sobre mi salud, alergias y demás, revisó mi historial varias veces, se me humedecieron los ojos cuando me preguntó por el anterior aborto (cómo podía haberme vuelto a pasar?) y me transmitió mucha paz. De qué me sonaba su cara?.

Me fui a la habitación enfurruñada. De nuevo un legrado. De nuevo la espera después de éste. Le dije a la enfermera de la planta que quería otra dosis de pastillas, que a la chica se las habían vuelto a poner. Me dijo que su caso no era como el mío, que ella si había expulsado restos, pero a mi las pastillas no me habían hecho efecto.
Mi marido levantó la voz y pidió hablar con el médico, le dije por favor que lo dejara..a quien quería engañar? Sabía que sería legrado desde que firmé el consentimiento, ya intuía que esto iba a pasar, contra quien quería ir? Contra el destino? No quería pelear más.

Apenas me senté en la cama cuando entraron dos enfermeras, para prepararme para quirófano... Ya?? Aún estaba haciéndome a la idea, cuando me pidieron que me desnudara y me tumbara en la cama.


Continuará...

miércoles, 17 de febrero de 2016

Tres años y un mes después

La historia se repite. El mismo viaje en carretera, la misma sala de espera, la misma habitación de ginecología, y la misma mala noticia: el embarazo no sigue adelante.

Si, el ciclo dos fue nuestro ciclo. Si, a pesar de las dudas nos lanzamos de cabeza. Si, estábamos locos de contentos, ilusionadisimos. Si, otra vez me quedé embarazada a la primera. Pero x desgracia la alegría nos ha durado un mes, justito.

El 17 de enero, día de San Anton, el TE x fin dio un claro positivo. Hoy, 17 de febrero escribo desde el hospital, diagnóstico: aborto diferido.

Un manchado me alertó de que algo pasaba, hacia apenas unos días que lo había visto, pequeñito, perfecto, latiendo como es debido...esta vez con el manchado no estaba todo perdido, el embrión seguía teniendo latido, pero un latido débil, que costó mucho encontrar.

Progesterona cada 12h y reposo absoluto. Lo tenía claro, iba a poner todo de mi parte, mi cuerpo, mi corazón, mi alma...pero no fue suficiente para salvarlo, para salvarnos.

El protocolo, el mismo, pastillas y si no se expulsa todo mañana habrá legrado. Tres años y un mes después me hayo llorando, como la primera vez, preguntándome por qué, como antaño.

Espero que vaya todo bien, que todo sea breve, que la despedida sea lo menos dolorosa posible. Seguiré informando.