No me lo puedo creer, no puede ser verdad, por más vueltas que le doy a mi cabeza, no consigo asimilar que en unos días mi pequeñajo vaya a cumplir un año.
Un año desde aquel primer abrazo, de aquel llanto, de aquel quejido intermitente, de aquel vuelco al corazón, de aquel primer día del resto de mi vida.
Ahora tengo la sensación de que se ha pasado muy rápido, que no he disfrutado lo suficiente de mi bebe, que con el trabajo me he perdido muchas cosas, que quizá no le haya hecho suficientes fotos, que...no sé, mil y una cosas pasan por mi cabeza en estos momentos.
Luego esta el cumpleaños..madre mía, siento que me queda grande..que preparo para merendar? A cuantas personas invito? A que jugarán los niños que vengan? Que pongo en la tarta??
Esta empezando a entrarme estres pre-cumpleaños..y eso que el protagonista aquí, mi hijo, no se va a enterar de nada.
Por otro lado tengo la sensación de que se hace grande, y se me escapa de las manos, crece a toda velocidad, y yo ya no soy imprescindible para él, lo que me otorga gran libertad, y a la vez me invade la melancolía que supone que deje de ser bebé y se convierta en niño.
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