Cuenta la leyenda familiar, que hace muchos muchos años, en la pequeña pedania donde creció mi abuela materna, habitó una mujer cuyo misterio ha despertado toda mi curiosidad, su nombre, el mismo que la que escribe esta entrada, Cecilia.
Por lo que he podido averiguar, mi bisabuelo tuvo alguna relación con ella, no sé si llegaron a ser novios, si solo fueron amigos o si simplemente a él le gustaba ella. El caso es que no he sabido descifrar su procedencia, y tampoco logro ponerle cara, aunque no sé porque me la imagino de descendencia francesa.
El tiempo pasó, mi bisabuelo se casó y tuvo dos hijas, la mayor se llamó como su esposa, Fermina, la pequeña, después de pensar qué nombre elegir para ella, y desear que fuera poco conocido, él mismo decidió ponerle Cecilia. No sé que tal le sentaria a mi bisabuela que su hija tuviera el nombre de un amor de juventud ( o lo que fuera) de su marido, lo que si sé es que desde que conocí la historia, hará unos dos años, me encantó y me imagino muchas veces como seria esa mujer, que tanto marcó mi vida, y la de mi familia.
He de reconocer que de pequeña no me gustaba nada mi nombre, me parecia de mujer mayor y no de niña, recuerdo que soñaba con llamarme Rebeca o Cristina, y me imaginaba con un montón de hijas, con nombres preciosos, nombres que escribía en las carátulas de las libretas del colegio.
Con el tiempo empezó a gustarme mi nombre, sobre todo porque es diferente, porque conozco pocas mujeres que se llamen así, y decidí que si tenía una hija, se llamaría Cecilia, la cuerta de la familia.
Precisamente por eso, porque en mi familia ya somos muchas, queria un abreviativo distinto a Ceci, que es el mio y el de mi madre, a mi abuela se le conoce por el nombre completo, y necesitaba algo distinto, especial, por eso pensé en llamarla por el final, Lia.
Ese es el diminutivo que elegí para mi en el blog, porque aqui muestro mi otro lado, aqui dejo ver lo que no suelo mostrar a la gente que me rodea, mi lado oculto para el mundo, que me conoce como Ceci, y la parte mia que no se ve es Lia.
En fin, solo espero que a mi hija le guste su nombre, sepa de la leyenda que lo envuelve en la familia, y que ella decida si desea continuar o no con la tradición, algún dia.